Orígenes de la raza
Podemos decir que para principios del siglo XX, ya existían caballos ½ raza andaluz, como “Galán” de don Andrés Venegas. Don Juan Gómez dueño de la finca el Guayabo en Cartago, importó de España un caballo andaluz de nombre “Flor de Liz”, otras importaciones fueron “Príncipe” y el “Joffre”. Al cruzarse con caballos costarricense se formaron encastes muy gustados, para 1929 don Paco Ruiz lleva a México dos caballos ½ sangre PRE, llamados Lucero y Piropo por su calidades se quedan en esas tierras. Por la década de los 40 se tiene el ejemplo del caballo “Asombro” hijo de un caballo peruano con una yegua española. Por el año de 1946, don Beto Ruiz gran hacedor de caballos, presenta en la Plaza Solera dos grandes caballos ½ sangre, “Maravilla” y “Guadalquivir”.
De la raza peruana, para finales del siglo XIX don Francisco Peralta un notable importador de ganado, trae varios animales de Perú teniéndose referencia antes de 1902. Para 1911 se tienen caballos importados compitiendo en la primera feria nacional agropecuaria de Costa Rica y promovida por la secretaría de Agricultura, se presentan caballos como “Cyrano” de don francisco Ulloa, y de Federico Peralta una yegua llamada “Mascota”. Para 1906 don Rafael Troyo tenía en sus caballerizas en Cartago peruanos importados. Además, llegaron en años posteriores otros caballos como “Nerón” de don Ricardo Jiménez, el “aeroplano”, “Lirio”, que se cruzaron con yeguas de muy variadas razas y que formaron encastes de gran valor genético.
Allá por los años cincuenta ocurrió otra importación de caballos PRE, como Cancionero IV, Descarado IV, Bizarro IV, Poseído I, y Holandés II, todos de la línea Terry y se ubicaron en diferentes regiones del valle central y que fueron utilizados con yeguas nuestras, donde se obtienen animales excepcionales. Igual sucedió con los peruanos como: “Menacho”, “Consentido de Cayaltí”, “Dominó” traídos al país por el Dr. Juan Rafael Cabezas.
Por el año de 1935 aparece la ley en donde se ubica en el Ministerio de Agricultura y Ganadería el registro genealógico, instrumento para la inscripción de todas las razas de ganado doméstico, y desde ese momento, se empiezan a catalogar todos los animales en el registro nacional, así se inscriben entre otros; caballos puros, encastes y mestizos de las diferentes razas, aparecen: American saddle, cuarto de milla, PRE, Peruanos, Pura Sangre Inglés, Hackney, en este registro, también se anotaban los grados de sangre para los animales encastados, se lograba tener claridad en ese tipo de caballo; por ejemplo ½ sangre hackney, ½ PRE, ¼ peruano, ¼ american saddle y así sucesivamente. En 1986 se genera en el gobierno de don Luis Alberto Monge, el reglamento del registro genealógico de ganado en Costa Rica que todavía hoy cobija a todas las asociaciones y también se formaliza la oficina para los trámites como una dependencia del MAG, pero pocos años después, siendo ministro del MAG José Ma Figueres, por decreto ejecutivo, este registro pasa a manos de las asociaciones de ganado existentes y deja la posibilidad de abrir nuevos registros a cualquier otra asociación que se forme, claro, que tenga el objetivo de mantener o generar nuevas razas de ganado en nuestro país.
Los criadores que buscaban nuevos horizontes y que no podían utilizar las asociaciones ya existentes, tienen la posibilidad de abrir un nuevo registro, esta situación, fue la que se adoptó y surgió nuestra asociación en 1991 porque el biotipo de muchos animales encastados fue rechazado y no se podían inscribir en ningún registro existente. Al observar los resultados fenotípicos de los encastes se elaboró un patrón racial y se abrió en ese año, con el permiso del MAG el registro del caballo “Iberoamericano”, se conformó así, un norte claro para la nueva raza. En un principio, se estableció como puro el caballo de un cruce que reflejara en su grado de sangre 5/8 PRE con 3/8 provenientes de otras razas como: peruano, caballo costarricense o costarricense de Paso, para esa fecha también solo se inscribían machos de ½ sangre o más de PRE o Lusitano, aunque en las hembras el grado de sangre podría ser de al menos ¼ PRE o Lusitano.
Por diversos motivos, para el año 2005, la asamblea general de la ASOIBERO, acogió la solicitud de algunos socios y técnicos y varió el concepto de formación y pureza racial; se establece el biotipo de fundación y de ahí en adelante después de varios cruces se llegará al caballo puro de la raza iberoamericano. Se manejó desde ese momento el principio de al menos ¼ de sangre PRE probado, tanto en machos como en hembras.
Es importante anotar aquí que debido a la variabilidad genética tan grande, algunos caballos en las primeras generaciones, puede que no reflejen el patrón racial aunque presenten los grados de sangre requeridos, esto obliga al criador a consolidar, en los nuevos cruces las características del patrón racial, es de esperar que conforme se tienda a la pureza las cualidades lleguen a reflejar ese patrón ideal de la raza.
Debemos generar entonces en cada ganadería planes de selección y discriminación, diferenciando los más aptos para la raza y excluyendo aquellos que generen caracteres no competentes, debemos tener claro las características no admisibles y separar del stock reproductivo los animales que las presenten.
Parafraseando los criterios para mejorar o mantener una raza, de don Alfredo Elías importante criador peruano; Debemos considerar:
- Usar para la crianza potros de calidad.
- Es preferible usar desde un principio pocas yeguas de excelente calidad, que muchas de regular calidad, en la buena cría son importantes los dos: machos y hembras.
- Si sabes que tenés un buen semental, úsalo, no te desanimes aunque un juez no te de un premio, el tiene otros criterios, pero, un buen caballo se impone a un juez.
- No trates de darle a tu raza lo de otra raza, recuerde; sus características son propias.
- La crianza no es cosa de un día, no es empezar y ya lo lograste, hay que perseverar y tener paciencia por mucho tiempo y buen oído para escuchar a los que saben.
Queda la necesidad de evaluar todavía muchos aspectos de nuestro caballo para conformar paulatinamente su historia pero, también hay que unificar criterios entre nosotros los criadores, ya que aunque hay animales muy buenos, debemos reducir la variabilidad genética y así obtener animales con el biotipo establecido en el patrón racial ideal.
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